Diversificar tu inversión es uno de los consejos que seguro has escuchado cuando consultas qué puedes hacer con el dinero que tienes. Otros consejos que puede que hayas escuchado son que debes diversificar el riesgo, debes diversificar la inversión para evitar pérdidas y que no se deben poner todos los huevos en la misma canasta, pero ¿qué significa diversificar?
La diversificación financiera es el proceso mediante el cual los agentes reducen el riesgo de sus inversiones a través de la colocación de sus recursos en títulos o instrumentos financieros con características diversas.
Lo normal es tener varios objetivos financieros en tu vida, con diferentes horizontes de tiempo. Necesitarás entonces más de un producto de inversión para alcanzarlos, un conjunto de instrumentos financieros o una cartera con acciones, bonos, fondos de inversión, depósitos bancarios, pólizas, plan de pensiones, etc.
Así, puedes tener unos títulos de mayor riesgo, otros más seguros, pero con menos rentabilidad, unos a corto plazo, otros a medio y otros a largo. Lo importante es que el conjunto instrumentos financieros corresponda a tu perfil de inversión y te permita ir atendiendo tus necesidades a medida que estas se presentan.
Para reducir el riesgo asumido y lograr el conjunto de tus objetivos, es recomendable diversificar:
- Con diferentes categorías de activos: Es decir, mantener una combinación de renta variable, renta fija y activos del mercado monetario, en unas proporciones que dependerán de tu perfil de inversor.
- Con diferentes títulos: Es decir, combinar títulos con diferentes niveles de riesgo, rentabilidad y liquidez: acciones de distintas empresas, bonos y obligaciones de diferentes emisores y con distintos vencimientos, diferentes tipos de fondos de inversión, etc.
- En diferentes sectores: Según los ciclos económicos, unos sectores de actividad tienen más éxito que otros. Por ejemplo, durante épocas de recesión lo normal es que las empresas que producen bienes de primera necesidad (alimentos, energía) sufran menos que las empresas de construcción o las tecnológicas. Sin embargo, si la economía va bien, estas últimas pueden prosperar mucho, y sus acciones pueden producir una rentabilidad superior a la media. Mantener títulos de empresas de diferentes sectores evita que la posible crisis de un sector afecte a toda la cartera.