Divorcio con guante blanco

Divorcio con guante blanco

Autora: Lourdes Hernández

El divorcio es el peor negocio. Esta es una frase que se repite continuamente.

En la mayoría de los casos es correcta, porque se compara con tener un negocio boyante o al menos estable, y de pronto, se lo parte en dos. Ambas empresas quedan en quiebra, con una pata menos.

Según Ángela Guarín, de la Universidad de Wisconsin-Madison, los hombres mejoran paulatinamente su bienestar económico en tanto que las mujeres experimentan una reducción del 35 por ciento en sus ingresos. Ellas tienen menos tiempo porque en general están a cargo de la custodia de los niños lo que retrasa su recuperación.

A la parte económica se suma la depresión de todos los miembros de la familia, su retroceso en los estudios y el ausentismo laboral.

Según el padre Ángel Espinosa de Los Monteros, el único motivo de divorcio es no valorar lo que se tiene.

Lo que se valora, se cuida. En la película de Orson Welles, el Ciudadano Kane perdió todo: castillo, vida de sociedad, esposa, dos hijos. Perdió todo por una infidelidad.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Se aplica a la salud, trabajo, dinero, esposo-a.

Amar y ser amado: eso es la felicidad. Pero amar es un verbo que se conjuga, se actúa. La pareja puede conseguir esa felicidad dentro de casa accionando el amor.

“El que no perdona destruye el puente por el que tendrá que pasar más tarde” – Ángel Espinosa de Los Monteros.

Dicho esto, si el motivo es irreconciliable, ¿cuáles son los pasos para tener un divorcio lo menos devastador posible, en otras palabras, con guante blanco?

1. Estar conscientes de que es un paso sumamente difícil que tiene cuatro estados de duelo: negación, rabia, tristeza, aceptación.
2. Facilitar a la persona para que salga de casa.
3. Conseguir ayuda profesional en el área legal y de psicología.
4. Hablar respetuosa, clara y sinceramente entre la pareja y también con los hijos.
5. Organizar las cosas económicas lo más pronto posible.
6. Cumplir los acuerdos y compromisos.
7. No buscarle más pies al gato y pasar la página.
8. Con los hijos mantener la rutina, no sobreprotegerles y darles atención y cariño.
9. No desvalorizar al otro frente a ellos porque, nuevamente, “no hay que destruir el puente por el que se pasará más tarde”.

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