¿Cómo educar a los hijos sin prejuicios de género?

¿Cómo educar a los hijos sin prejuicios de género?

Autora: Lourdes Hernández

El respeto a todas las personas, así como los prejuicios, la discriminación cualquiera que sea, son actitudes y creencias que empiezan en la familia.

Siempre fue negativo actuar con desigualdad, aunque había una cultura permisiva al respecto. En la actualidad tratar mal o excluir a cualquier persona, es decir, algo que es infame desde todo punto de vista, es penado por la ley.

Para fomentar desde casa el respeto a los demás, es necesario cambiar internamente. Hay una historia de caricaturas que recorrió los celulares alrededor del tema de la migración:

Una mamá le preguntó a su hija al volver de la escuela si en su clase había muchos venezolanos. La niña respondió: no, solo hay niños.

Para educar en igualdad, hay que poner en práctica estos principios:

 

  1. Minimizar estereotipos: evitar frases como “rosa es el color de niña” o “fútbol es solo de varones”. Que la elección sea por gusto y por sentido común.

 

  1. Enseña y fomenta juegos igualitarios: cuando se trata de escoger equipos, que sea por variedad de edades e igualdad entre niños y niñas. Recuerdo el juego del “Quién quiere al hombre negro”, era inofensivo, pero es preferible cambiar a color “verde” o ponerle un nombre como “quién quiere a Maléfica”.

 

  1. Conversa con tus niños: en el día a día hay muchos estímulos que se prestan para analizar los estereotipos e ideas erróneas. Desarrolla su espíritu crítico hablando de frente.

 

  1. Aprende de figuras de referencia: di no a los roles de género en el ámbito profesional, del hogar, del deporte. Las situaciones diarias se viven naturalmente y los chicos las asimilan: papá cocina y mamá va al trabajo. Hay mujeres científicas, bomberas, futbolistas; hay hombres enfermeros, sobrecargos, floristas.

 

  1. Papá gana menos que mamá, ¿y qué? De dinero se habla sin problema en casa, siempre con el objetivo de educarse financieramente. Evitar las creencias erróneas de que el dinero es malo o que mientras más gastas mejor eres. La cultura de la apariencia es contradictoria con la mente infantil, natural y sencilla.

 

Fuente: Miriam Mascareñas, Telva.

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